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Jalen Brunson tuvo la última palabra en Detroit. Con apenas 4.3 segundos en el reloj, ejecutó un drible entre las piernas que le abrió espacio para clavar un triple demoledor. Luego, lanzó un beso a la multitud local que lo había abucheado durante toda la serie. Fue el cierre perfecto para una noche en la que Brunson sumó 40 puntos y lideró la victoria de los Knicks 116-113 sobre los Pistons, asegurando el pase a la segunda ronda de los playoffs de la NBA.

El desenlace fue dramático: con una última oportunidad para empatar el duelo, Malik Beasley perdió el balón a falta de cuatro décimas de segundo, dejando sin respuesta a unos Pistons que estuvieron cerca de forzar la prórroga. La eliminación marca un amargo final para una temporada histórica de recuperación para Detroit, que volvió a la postemporada tras cinco años de ausencia.

Los Knicks, tercer sembrado del Este, ahora enfrentarán a los Boston Celtics, segundos, en una serie que promete alta intensidad. Nueva York buscará regresar a unas Finales de Conferencia, algo que no consigue desde el año 2000. El equipo mostró carácter al resistir la embestida de los Pistons, quienes borraron una desventaja de 15 puntos en el segundo cuarto y otra de 11 en el último.

Mikal Bridges aportó 25 puntos y OG Anunoby sumó 22 para complementar el esfuerzo de Brunson. Los Knicks supieron ejecutar en los momentos clave, combinando tiros acertados con defensas oportunas para cerrar el juego pese a los altibajos. Fue una muestra de madurez en un grupo que aspira a llegar lejos en esta postemporada.

Por su parte, Detroit rompió una racha negativa de seis años sin playoffs, pero también extendió otra: con esta caída, los Pistons acumulan diez derrotas consecutivas en casa dentro de la postemporada, un récord indeseado que se remonta a 2008. Cade Cunningham lideró con 23 puntos, ocho asistencias y siete rebotes, pero estuvo errático desde el triple, al fallar sus ocho intentos.

La serie también dejó huella fuera de la cancha. Brunson fue objeto de constantes abucheos y ataques verbales por parte del público de Detroit, especialmente en el tercer juego. Los insultos fueron tan ofensivos que incluso Steve Kerr, entrenador de Golden State, salió públicamente en su defensa. Brunson respondió en la cancha, con una actuación brillante y una despedida desafiante.