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Lo que debía ser un partido más del Play-In en la Liga MX se convirtió en un episodio lleno de tensión y retrasos. Pumas de la UNAM hizo todo lo posible para que el encuentro ante FC Juárez no se jugara en el Estadio Olímpico Benito Juárez, provocando múltiples demoras y generando molestia en la organización y en el equipo local.

Inicialmente, el partido estaba programado para las 17:00 horas, pero una tormenta de arena en Ciudad Juárez obligó a posponerlo media hora, decisión tomada en conjunto por los clubes, árbitros y Protección Civil. Sin embargo, esa solo fue la primera de varias trabas impulsadas por la directiva universitaria.

Minutos antes del nuevo horario, el técnico Efraín Juárez, junto con los dirigentes Luis Raúl González, Eduardo Saracho y Miguel Robles, presionaron en los túneles del estadio para que el encuentro no se jugara, sosteniendo conversaciones con el árbitro central y comisionados de la Liga MX.

Ante el riesgo de que Pumas no saliera al campo, la Liga MX decidió retrasar nuevamente el inicio, esta vez hasta las 18:00 horas. El equipo felino volvió al calentamiento, pero ignoró el acuerdo de no regresar a vestidores, lo que extendió aún más el proceso previo al silbatazo inicial.

A las 18:00 horas, mientras FC Juárez ya estaba listo para iniciar el protocolo oficial, los jugadores de Pumas aún se encontraban en la cancha realizando ejercicios precompetencia, sin intención de iniciar el partido de inmediato como se había acordado.

Finalmente, los universitarios rompieron el protocolo al regresar a los vestidores para cambiarse de uniforme, retrasando aún más el arranque. Fue hasta las 18:13 horas que el encuentro de Play-In dio inicio en Ciudad Juárez, en medio de una polémica que podría traer consecuencias para el club capitalino.