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Lisboa volvió a rendirse ante el Barcelona, esta vez en un partido menos frenético que el 4-5 del 21 de enero, pero igualmente apasionante. Con una victoria ajustada por 0-1, el Barça da un paso crucial hacia los cuartos de final de la UEFA Champions League, convirtiéndose en el gran favorito para el partido de vuelta.

El conjunto azulgrana logró superar varias adversidades, comenzando con la temprana expulsión de Pau Cubarsí a los 22 minutos. A pesar de quedar con diez jugadores, el Barça pudo mantenerse firme, gracias también a la excepcional actuación de su portero, Szczesny, quien, tras haber encajado cuatro goles en el último encuentro, salvó en al menos tres ocasiones claras.

La expulsión de Cubarsí se produjo después de una falta no sancionada sobre De Jong, que resultó en un balón entregado a Pavlidis, quien fue derribado por el joven central. Con el marcador en 0-0 y el Barça jugando en inferioridad, las ocasiones siguieron llegando por ambos lados. Szczesny ya había realizado una parada milagrosa en los primeros minutos ante Akturkoglu, mientras que el Barça desperdició tres oportunidades claras de gol, con Olmo, Lewandowski y Lamine Yamal fallando ante Trubin.

La primera parte terminó sin goles, pero con controversias en el aire. Además de la parada clave de Szczesny ante Akturkoglu, el Barça vivió otra situación polémica cuando el árbitro no sancionó una posible expulsión de Leandro Barreiro, quien pisó la rodilla de Íñigo Martínez, dejando a los culés sin una posible ventaja numérica.

En la segunda mitad, el Barcelona se dedicó a gestionar su inferioridad numérica, buscando más proteger el empate que buscar la victoria. A pesar de algunos intentos desesperados de los locales, el equipo de Flick se mantuvo ordenado, hasta que llegó el momento clave: un error de Antonio Silva.

El defensor del Benfica regaló el balón a Raphinha, quien no perdonó. El brasileño, con gran astucia, avanzó y disparó desde fuera del área, colocando el balón ajustado al palo para batir a Trubin y poner al Barça por delante. A partir de ese gol, el equipo catalán supo contemporizar y mantener su ventaja, defendiendo con orden y resistiendo los intentos finales del Benfica, que no logró descolocar a un Barcelona que, pese a sufrir, celebró una victoria clave que lo deja a un paso de los cuartos de final.